lunes, 9 de mayo de 2011

¿Tu eres lo que manejas?

Hoy fui testigo de dos extremos. Mientras escuchaba una guía de meditación que me instaba a cesar la identificación con mi cuerpo, mis sensaciones, mis emociones y mi pensamiento; veía un anuncio espectacular que me sugería lo contrario: '¡Tu eres lo que manejas!'... identificarme con la marca y las características del auto que poseo y manejo.
Pienso que en esta época es muy fácil identificarse con cosas como el tipo de ropa que se usa, lo que uno estudia, la música que tenemos en el iPod o en la colección de CDs... el coche que traemos o lo que colocamos en el muro de una red social.
¿Que pasaría si decidimos darnos cuenta que no somos lo que manejamos, ni lo que escuchamos, ni lo que leemos, no lo que vestimos o comemos? ¿que no somos nuestro trabajo, nuestros títulos o la pareja que tenemos?... creo que es fácil darnos cuenta que no somos diferentes si cambiamos los rines de nuestro auto, pero: si es obvio que no somos nuestro coche o nuestra ropa... ¿por que habríamos de ser nuestro cuerpo o nuestras emociones?, ¿por que seríamos nuestros pensamientos?... ¿Quien somos?, ¿que queda?

martes, 3 de mayo de 2011

Sobre querer conocer dentro de un túnel

¡La hora del encuentro había llegado! Pero ¿realmente los pasadizos se habían unido y nuestras almas se habían comunicado? ¡Qué estúpida ilusión mía había sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla a María como una figura silenciosa e intocable... No, ni siquiera ese muro era siempre así: a veces volvía a ser de piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida.

(El túnel - Ernesto Sabato)