Ser como el río que fluye
Silencioso dentro de la noche.
No temer las tinieblas de la noche.
Si hay estrellas en el cielo, reflejarlas.
Y si los cielos se cubren de nubes,
Como el río, las nubes son agua,
Reflejarlas también sin amargura
En las profundidades tranquilas.
Manuel Bandeira
A partir de hoy, y sólo por hoy, aunque procure volver a hacerlo en cada hoy que es siempre, decido renunciar a todo aquello que no tuve, que no tengo y que no tendré... renuncio a todo aquello que no experimenté, que no estoy experimentando y a todo lo que no experimentaré. Dejo ir todo aquello que no forma parte de mi historia... sea cual sea la razón por la que no entró a formar parte de su guión.
Por otra parte, también decido aceptar con gozosos brazos abiertos todo aquello que sí tuve, que tengo y que tendré... recibo con todo mi corazón aquellas experiencias que he vivido, que estoy viviendo y que viviré. Agradezco y acepto como perfectas todas las situaciones que han formado parte de mi vida, que la conforman hoy y que llegarán a ella en todos los mañanas que serán hoy.
¿Es esto conformismo?... sí así es entonces sí, me conformo, me conformo con esta vida que es perfecta porque confío en la infinita capacidad de mi espíritu y la vida para construir el mejor camino que puedo seguir... porque confío en la capacidad de mi corazón para iluminar mi paso por este camino: MÍ propio camino con corazón... y probablemente más que camino sea más bien un río, un río que a la vez es mi ruta y yo mismo. Dejo ir y me dejo ir en una barca que también soy yo, una barca en cuyo mástil tengo una papeleta que me recuerda cinco acuerdos y cinco principios.