martes, 21 de diciembre de 2010

Hablando de gatos

"...cuando estaba en segundo de primaria, tenía un precioso gatito tricolor de unos seis meses. Una tarde, mientras yo estaba leyendo en el porche, empezó a pegar brincos, terriblemente excitado, al pie de un gran pino que crecía en el jardín. Los gatos suelen hacerlo, ¿verdad? Aunque no pase nada. Bufan, arquean el lomo, erizan el pelo, se ponen en posición de ataque con el rabo tieso.
El gato estaba tan excitado que ni se daba cuenta de que yo lo estaba mirando desde el porche. Era una escena tan extraña que dejé el libro y me lo quedé observando. Parecía que quisiera proseguir eternamente aquel juego solitario. De hecho, conforme pasaba el tiempo, más en serio parecía tomárselo. Como si estuviera poseído. Cuanto más lo miraba, más miedo me entraba. Se me ocurrió que, tal vez, el gato estuviera viendo algo que yo no podía ver, que eso era lo que lo agitaba de aquel modo. Poco después empezó a dar vueltas alrededor del árbol. Con una energía inusitada, como el tigre que se convierte en mantequilla del cuento ilustrado. Tras seguir así durante un tiempo, comenzó a trepar por el tronco del árbol. Ví su carita atisbando entre las ramas, allá arriba. Desde el porche, lo llamé en voz alta. Pero no pareció oírme.





Pronto anocheció y empezó a soplar el viento frío de finales de otoño. Sentada en el porche, espera a que bajase del árbol. Era un gatito muy sociable y pensé que, si yo permanecía allí, el bajaría enseguida. Pero no lo hizo. Tampoco lo oí maullar. Oscurecía deprisa. Me entró miedo y fui a avisar dentro de la casa. Todos me dijeron: '¡Déjalo! ¡Bajará pronto!'. Pero el gato jamás volvió.
El gato desapareció. Como el humo. Todos me dijeron que, durante la noche, habría bajado del árbol y se habría ido a jugar a alguna parte. Que los gatos, cuando se excitan, suben a lugares altos, pero que, una vez arriba, cuando miran hacia abajo, les entra miedo y ya no pueden bajar. Que pasa a menudo. Pero que si mi gatito aún estuviera arriba, maullaría desesperado para aviásemos de que se encontraba allí. Eso me dijeron. Pero yo no me lo creí. Pensaba que el gato debía estar aferrado a una rama, tan aterrorizado que ni le salía la voz. Por eso, cuando volvía de la escuela, me sentaba en el porche, alzaba la mirada hacia el pino y lo llamaba de vez en cuando en voz alta. Pero nunca respondió. Una semana después desistí. Quería a mi gatito y me entristeció mucho lo sucedido. Cada vez que miraba el pino me imaginaba al infeliz gatito aferrado aún a las ramas altas, rígido, muerto. Mi gatito no había ido a ninguna parte, sino que había ido languideciendo allí arriba, hambriento y reseco.
Desde aquel día, jamás he tenido otro gato. Me siguen gustando. Pero entonces decidí que aquel pobre gatito que había subido al árbol y que no había regresado jamás sería mi único gato. Olvidarlo y querer a otro era algo que yo no podía hacer."

Extracto de Sputnik, mi amor de Haruki Murakami



domingo, 28 de noviembre de 2010

De querer y ser querido en cautiverio

Hablemos de jaulas invisibles. Creemos que vivimos en un mundo lleno de hechos objetivos y verificables, que todas las acciones que tomamos son la decisión mas obvia a lo que sin duda alguna está sucediendo afuera de nosotros.
Pero una verdad es que no es así, ante lo que sucede allá afuera (y acá adentro) hay mil y un formas de percibirlo y otras mil y un formas de reaccionar. Y otra verdad es que, aunque no nos demos cuenta (y especialmente si no nos damos cuenta), solo tenemos la posibilidad de percibirlo de unas pocas formas y de reaccionar de unas pocas menos.
Me parece que es muy similar a vivir dentro de una jaula invisible, una jaula que limita enormemente nuestra perspectiva y nuestras posibilidades de movimiento. Lo gracioso es que como es invisible no la vemos. ¿Pero acaso no sería suficiente con caminar un poco para encontrar las paredes y conocer la existencia de la jaula por muy invisible que sea?... creo que así es, me parece que basta con intentar cambiar la forma de percibir y actuar para darnos cuenta que simplemente no podemos hacerlo... nuestra jaula nos detiene.
¿Por que ignoramos entonces la presencia de nuestra jaula solo porque sus paredes son invisibles?... en estos días creo que es porque saber de ella es muy doloroso. Es mas fácil creer que somos libres, que tenemos la libertad y que con ella elegimos caminar solo en el pequeño espacio que queda antes de tocar las paredes invisibles. Especialmente doloroso cuando recordamos que nosotros mismos erigimos las paredes, sus limites y dimensiones. Mas doloroso aun cuando recordamos que lo hicimos por miedo a lo que había allá afuera.
¿Como querer y ser querido desde dentro de jaulas separadas?, ¿es suficiente con compartir una pared de diferentes jaulas y colocar una palma frente a otra?, ¿como salir y tomarse de la mano cuando aterra la posibilidad de estar fuera de la propia jaula?, ¿como no estar aterrado cuando se sabe que afuera todo es posible?... ¿como salir cuando en el terror nos convencemos de que no conocemos la salida?.







domingo, 7 de noviembre de 2010

Esta mañana te veo en el espejo


Esta mañana te veo en el espejo mientras ahí te miras,
pareces una persona totalmente distinta,
y sin embargo no puedo ver nada distinto ahí.
Cada día me sorprendes haciendo cosas de las q no te creía capaz,
(¡Por Dios!, ¿ves lo que estás haciendo ahorita?)
pensando imágenes y pensamientos distintos y nuevos,
observando emociones de extrañas intensidades...
¿te acuerdas que habías prometido ser diferente?,
¿o fui yo quien te hizo prometer?, ¿o yo soy las promesas?
Duele incluso escribir estas palabras,
Puedo imaginar mil y un castigos para ti y eso duele...
Pero, ¿quien puede castigarte si no lo hago yo?
¿quien luchará por códigos que ya solo yo persigo?
Antiguos códigos que me has ido enseñando a despreciar,
No, no despreciar sino transformar,
Como pétalos de rosa que se desprenden con bello aroma,
para dar lugar a nuevas flores...
nuevos códigos que siempre han estado ahí,
los verdaderos códigos, ni antiguos ni nuevos.
Duele verte luchar e intentar quitarte esa vieja armadura,
¡esa armadura de la que te sentías (¿te sientes?) tan orgulloso!
Duele verte atorado a medio cambio,
atorado con piezas que aún no sabes como quitarte.
¿Y quien soy yo si al volver a mirar en el espejo solo te veo a ti?
¿Quien soy yo?, ¿soy tú o esa armadura que luchas por quitarte?
¿o será acaso que simplemente no soy?

jueves, 16 de septiembre de 2010

Ser como el río que fluye

Ser como el río que fluye
Silencioso dentro de la noche.
No temer las tinieblas de la noche.
Si hay estrellas en el cielo, reflejarlas.
Y si los cielos se cubren de nubes,
Como el río, las nubes son agua,
Reflejarlas también sin amargura
En las profundidades tranquilas.
Manuel Bandeira

A partir de hoy, y sólo por hoy, aunque procure volver a hacerlo en cada hoy que es siempre, decido renunciar a todo aquello que no tuve, que no tengo y que no tendré... renuncio a todo aquello que no experimenté, que no estoy experimentando y a todo lo que no experimentaré. Dejo ir todo aquello que no forma parte de mi historia... sea cual sea la razón por la que no entró a formar parte de su guión.
Por otra parte, también decido aceptar con gozosos brazos abiertos todo aquello que sí tuve, que tengo y que tendré... recibo con todo mi corazón aquellas experiencias que he vivido, que estoy viviendo y que viviré. Agradezco y acepto como perfectas todas las situaciones que han formado parte de mi vida, que la conforman hoy y que llegarán a ella en todos los mañanas que serán hoy.
¿Es esto conformismo?... sí así es entonces sí, me conformo, me conformo con esta vida que es perfecta porque confío en la infinita capacidad de mi espíritu y la vida para construir el mejor camino que puedo seguir... porque confío en la capacidad de mi corazón para iluminar mi paso por este camino: MÍ propio camino con corazón... y probablemente más que camino sea más bien un río, un río que a la vez es mi ruta y yo mismo. Dejo ir y me dejo ir en una barca que también soy yo, una barca en cuyo mástil tengo una papeleta que me recuerda cinco acuerdos y cinco principios. 

martes, 31 de agosto de 2010

Es sólo una historia...

"The universe is made of stories, not atoms".
Muriel Rukeyser


Dificilmente podríamos recordar lo que nos sucedió el día de ayer, o esta mañana, si no pudiéramos relatarlo, ponerlo en palabras... piénsalo, intenta recordar tu desayuno o comida de hoy, ¿puedes hacerlo sin contarte a ti mismo el relato, la historia, de lo que pasó?. Todos nuestros recuerdos son historias de lo que pasó, la diferencia con otras historias como cuentos de hadas, series de televisión, novelas... es que nos pasaron a nosotros mismos y que son reales, verdaderas, ¿verdad?... no estoy tan seguro de eso.
¿Dirías que una historia que deja parte de lo ocurrido fuera es verdadera?, ¿que es LA verdad?. Obviamente todas nuestras historias, nuestros recuerdos, de lo que hemos experimentado dejan parte de lo ocurrido sin contar. ¿Cómo podríamos incorporar a nuestros recuerdos todos los detalles de algo que pasó?, ¿cómo podríamos recordar todo?... ¿y que pasa con lo que no supimos de lo que sucedió?, ¿con los determinantes, las causas, que nunca conocimos?.
Si un día una persona asalta un banco y al escapar intenta disparar a un policía que le amenaza con una pistola, pero en su lugar mata a una niña de 3 años, ¿cuántas historias diferentes podrían contarse del suceso?. Cada uno de las personas que se enteren del evento, ya sea de primera mano o no, construirán en su mente una historia con los hechos que conocen y como los conocen. Lo interesante es que ninguna de ellas conocerá, ni puede conocer, toda la información involucrada en lo sucedido. ¿El asaltante, y asesino, sabrá que la mamá de la niña la llevó al banco ese día porque se paró tarde y no alcanzó a llevarla al jardín de niños?, ¿el policía que sacó la pistola sabrá que el asaltante sufre de esquizofrenia paranoide?, ¿el reportero que publica la historia en el periódico sabrá que el policía estaba deprimido y pensaba suicidarse en un par de horas?.
Y pese a que ninguno conoce todos los factores que influyeron en que sucediera lo que sucedió, todos tienen una historia acerca de lo que sucedió... cada una de las historias, una historia incompleta, adecuada a lo sucedido solo parcialmente. Cada historia incluirá algunos hechos en los que todos estarían de acuerdo (¿hechos objetivos?), y también incluirá hechos que solo el creador de la historia considera (¿sabe?) ciertos. Probablemente muchas de las historias incluirían detalles con los que ni siquiera una cámara de video, que hubiera grabado lo ocurrido, estaría de acuerdo (ok, ok... alguien que viera la cámara de una forma lo más objetiva posible).
¿Qué es lo que me parece más interesante de todo esto?... que probablemente ninguno de los involucrados se dará cuenta que su recuerdo de lo sucedido es solamente una historia, una historia muy incompleta y probablemente sesgada desde su punto de vista. ¿Y por qué no se darán cuenta?, pues porque cada uno de ellos, probablemente, pensará que su historia es LA verdad de lo que ocurrió, creerán en ella como si fuera algo objetivo, totalmente cierto e indudable. Todos tomamos nuestras historias MUY en serio. Vivimos, pensamos, sentimos y actuamos con base en nuestras historias. Las historias con las que nos contamos nuestras vidas.
Nuestras historias son nuestra realidad, pero, ¿no habíamos dicho que nuestras historias, por necesidad, son incompletas dado que es imposible que conozcamos o recordemos todo lo que determina que algo suceda, o incluso todo lo que sucede?... ¿no es obvio que nuestras experiencias previas, opiniones, miedos y otros pensamientos filtran y colorean lo que percibimos?. Creo que no es muy aventurado, con estas premisas, decir que lo que creemos que es LA realidad, es en verdad UNA historia entre MUCHAS posibles. La historia que creemos que es la realidad, parece ser más bien el resultado de una serie de elecciones conscientes, inconsciente y aleatorias... ¿que vimos o supimos de lo sucedido?, ¿a qué le hicimos caso?, ¿que le agregamos de nuestra cosecha?.
Estoy pensando en este momento en la película "El Gran Pez"... podemos escoger la forma en que nos contamos la historia de nuestra vida, de todo lo que nos pasa. ¿Qué es lo que nos detiene para contarnos una historia linda y maravillosa?... ¡que creemos que la historia que nos hemos contado hasta ahorita es LA verdad, LA realidad!, quizá si dejamos de tomarnos tan en serio, de creernos sin cuestionamientos, podríamos empezar a ser los protagonistas de la historia que queremos y no la que nos enseñaron a contarnos (desde las propias historias de los demás). Propongo que nos contemos historias de vida más libres, optimistas, con amor y compasión hacia nosotros mismos y los demás.
¿Es sólo una historia?... quizá, pero esa historia es mi vida.

viernes, 20 de agosto de 2010

Cinco acuerdos con cinco principios

¿Y si combinamos cinco acuerdos con cinco principios?... los proponen dos autores diferentes, de épocas, regiones y culturas muy distintas... cuando los leí, en ambas ocasiones, tuve la sensación cierta de que al utilizarlos de forma coherente mi experiencia de la vida, del mundo, sería diferente... ¿que pasará si los junto?:


Cinco acuerdos (Miguel Ruiz)


1. Se impecable con tus palabras.
2. No te tomes nada personal.
3. No hagas suposiciones.
4. Haz siempre lo máximo que puedas.
5. Sé escéptico... pero escucha.


Cinco principios del Reiki (Mikao Usui)


Solo por hoy...


   1. No te enojes
   2. No te preocupes
   3. Sé agradecido
   4. Trabaja con diligencia
   5. Sé amable con las demás personas


Un experimento... me gusta, quisiera recordarlos todos los días :-)

Prägnanz

"... el quinto acuerdo es ser escéptico pero aprender a escuchar,
ser escéptico quiere decir no me creas, no te creas a ti mismo..."
Miguel Ruiz


Alguno de los días de esta semana estaba paseándome por el departamento de libros de una tienda, echando un vistazo a las cosas nuevas por si alguna de ellas llamaba mi atención. Uno de los libros lo hizo, hablaba de un quinto acuerdo. Ya hace varios años había leído un libro anterior del mismo autor que proponía cuatro acuerdos con uno mismo para lograr paz interior y exterior... ¿un quinto acuerdo?, debo admitir que mi primer pensamiento fue ¡increíble lo que hacen con tal de seguir vendiendo libros!.
Observando ahora a posteriori, esa mi primer respuesta, pienso que era muy probable que me quedara con ella como completamente cierta, y simplemente siguiera adelante olvidando aquel libro (cosa que de hecho sucedió). Pero, ¿en verdad era justa mi  apreciación?... no lo sé, pero seguro tenía Prägnanz.
Lo que pasa es que en los días posteriores a ese evento estuve pensando en algunas propuestas de la psicología de la Gestalt desde las cuales he intentado interpretar alguna de las cosas que también he leído y visto en la semana. Explico.
La ley de la Prägnanz propone que los seres humanos tendemos a organizar nuestra experiencia de una manera que sea regular, ordenada, simétrica y simple.  Ante una combinación ambigua de experiencias (sucesos previos, conocimientos, pensamientos, emociones, percepciones, hechos, etc.) elegimos UNA forma de acomodarlas que sea regular, ordenada, simétrica y simple. La magia aquí radica en que esta elección ocurre automáticamente, sin nuestra consciencia, y por tanto LA combinación resultante nos aparece como LA ÚNICA posible y real... porque además se siente como real, como LA solución. Me parece que en cuanto tenemos esa sensación de haber alcanzado LA explicación, nos convencemos de que es la verdad, la única explicación, y dejamos de buscar explicaciones alternativas ante esa combinación ambigua.
Cuando vi ese libro que proponía un quinto acuerdo, se agregó a mi realidad un elemento adicional que tenía que ser acomodado dentro de un mundo de experiencias previas, pensamientos antiguos y nuevos... ¿que experiencias o pensamientos previos?, no lo sé por completo, pero se me ocurren muchos libros leídos que no proponían nada nuevo, segundas partes tediosas y repetitivas, escritores de literatura pop buscando ventas y la respuesta de otras personas a esos escritores y sus libros. Ante toda esa ambigua sopa de experiencia, LA solución de: "¡increíble lo que hacen con tal de seguir vendiendo libros!" tenía Prägnanz (¿pregnancia?... así se traduce en el diccionario de la RAE pero no me gusta)... y la sentí correcta.
Ahora, como pueden imaginarse, pues resulta que siempre no seguí adelante... cuatro pasos después decidí regresar y averiguar cual era ese famoso quinto acuerdo: y heme aquí escribiendo acerca de el. Verdaderamente me parece muy interesante e importante la idea de no creer tan fácilmente ninguna idea, percepción o sentimiento. Originalmente los psicólogos de la Gestalt hablaban de la pregnancia refiriéndose a las percepciones visuales... ¿has visto los múltiples ejemplos de ilusiones ópticas?, percepciones visuales que nos engañan, que nos muestran UNA solución a un estímulo visual ambiguo como si fuera LA solución... aún cuando es una solución equivocada, aún cuando da la clara sensación de ser la verdad. ¡Cuanto más puede pasar esto ante situaciones sociales y de vida más complejas!, pero me parece cierto que en una gran cantidad de situaciones las personas reaccionamos a estas soluciones automáticas (con pregnancia!) como si fueran verdades indiscutibles: ¡cuantas veces he visto a grupos de personas estar completamente seguras de sus opiniones simplemente porque tienen pregnancia para ellas!, ¡cuantas veces me pasa a mi mismo todos los días!.
Dice entonces el quinto acuerdo... ¡se escéptico!... ¡no te creas las cosas tan fácilmente!, ¡ni siquiera te creas tan fácilmente a ti mismo!. Me parece que si llegáramos a este acuerdo serían más fáciles las negociaciones, la amistad, el amor... la paz... tanto de forma interna como externa. Lo intentaré.


martes, 10 de agosto de 2010

De la dificultad de ser libre

"So this is how liberty dies, to thunderous applause.."

Padme Amidala, Episodio III

Muchas de las cosas que he leído, escuchado, visto y pensado en los últimos meses me han llevado a asumir que alcanzar la felicidad, e incluso un sentido en la vida, es parte de un proceso que forma parte natural de todos nosotros. El proceso consiste en identificar que es lo que queremos, reconocer ¿de qué tenemos ganas?, diversos autores lo han dicho de formas diferentes... seguir nuestra brújula interior, escuchar a nuestro cuerpo o nuestra intuición, escuchar a nuestro corazón, seguir el 'camino con corazón', etc... Una vez que identificamos lo que queremos, pues simplemente lo buscamos; en un camino de ensayo y error hasta que finalmente lo conseguimos, disfrutamos la victoria y seguimos a lo que nuestro corazón nos dicte.
Pero me pregunto, si es tan sencillo y es un proceso para el que estamos equipados naturalmente ¿por qué es tan difícil utilizarlo?, ¿por que hay tantas ocasiones en las que no estamos seguros de que es lo que queremos o en las que parece tan difícil, o incluso imposible, conseguir algo que deseamos?. Me atrevo a dar un paso más en esta interrogante, ¿por qué a veces simplemente no le encontramos un sentido a la existencia, a la razón de estar vivos?.
Con esas preguntas, que creo es una sola, recuerdo la idea de que nosotros construimos nuestra propia realidad... decidimos, dándonos cuenta o no, con que opciones cuenta nuestro mundo y cuales son sus posibilidades o sus reglas. Ahora que lo pienso esta premisa parece complicar aún más la cuestión... si nosotros construimos nuestra realidad ¿por qué no hay en ella un deseo a cumplir o la posibilidad de cumplir los existentes?, ¿quién quiere construirse un vacío existencial?.
Ahí es donde, me parece, entra la cuestión de la libertad. Considerando cierta la premisa de que tenemos el potencial de crear nuestra realidad como nos plazca, pareciera que la única razón para construir realidades subóptimas radicara en un socavamiento de la libertad. En este momento de mi vida me parece evidente que paso a paso recibimos una gran cantidad de influencias de otras personas que, consciente o inconscientemente, procuran obligarnos a limitar lo que pensamos, deseamos o construimos en nuestro mundo.
A lo largo de mi vida he visto personas que viven en mundos donde todo es muy peligroso, plagado de riesgos; también he conocido individuos donde una gran parte de las cosas que deseamos son malvadas, pecaminosas... incluso aquellos que opinan que el ser humano es malo por naturaleza, concupiscente; conozco personas que opinan que no existen acciones buenas o malas, incluso aquellas que ven en todo lo que sucede una competencia que hay que ganar a toda costa. Me parece que es bastante evidente el hecho de que cada uno nos inventamos el mundo en que vivimos.
También he visto personas que han intentado cambiar el mundo en el que viven, idear formar nuevas de interpretar lo que les pasa... subvertir lo bueno en malo y lo malo en bueno... lo bueno/malo en divertido/aburrido o en útil/inútil. He visto personas que descubren formas totalmente diferentes de ver el mundo y vivir en él... ¡que descubren mundos nuevos!... y con gran pesar reconozco cada vez a menudo que intentar cambiar tu forma de pensar y construir tu propio mundo con frecuencia se acompaña de una reacción del statu quo... la propia persona y las que le rodean se encargan de recordar al incauto subvertivo que eso no se puede... no se debe. La sociedad, la familia, los amigos de inmediato opinan, censuran, atacan... incluso sin darse cuenta o estando seguros que lo hacen por el bienestar de la persona en cuestión. En casos extremos se responde con la cárcel o el manicomio.
Ahora me estoy dando cuenta que una de las principales razones por las que vemos el mundo como una 'realidad objetiva' incambiable y rígida, es precisamente porque cambiarla... mover el punto de vista desde el que la vemos... implica una gran fuerza de voluntad y valor... luchar contra la corriente como el salmón.
Concluyo diciendo que me parece que efectivamente ser libre, incluso en su aspecto más básico del pensar más íntimo, es complicado y raro... pero también me parece que la libertad real es probablemente el objetivo más importante a lograr... la libertad de darnos cuenta que construimos nuestro mundo, nuestra vida y que podemos desear, tener y disfrutar cada paso de ella... de la forma que más nos plazca. ¿Se puede?

sábado, 7 de agosto de 2010

Controlar o no controlar

Creo que fue en una novela de Stephen King donde leí por vez primera la idea de que un escrito va tomando forma por sí sólo... como si tuviera vida propia... una forma propia que va sorprendiendo incluso a la persona que lo escribe. De lo que estoy seguro es que la idea me pareció ridícula cuando la leí... un recurso del escritor para quitarse de encima la responsabilidad de lo que escribe... o de cuando lo escribe... para explicar por qué no se le ocurren ideas "lo suficientemente buenas".
Bueno, eso fue hace muchos años y ahora soy una persona que piensa muy diferente... ¿u otra persona diferente?... no lo sé a ciencia cierta, pero lo que si sé es que hoy me llamó la atención una película en la que se ponía en duda la cordura de pensar que puedes controlar lo que hacen los demás... o incluso lo que haces tu mismo. Conste que ni siquiera se limita a cuestionar si puedes controlarlo o no, sino que cuestiona el simple hecho de pensar que puedes.
Dicen por ahí que en el budismo se iguala el deseo con el sufrimiento... si sufres es porque deseas algo que no es... o porque deseas que algo que es no deje de serlo... en fin, porque deseas. Estoy pensando que a lo largo de mi vida una de las cosas que he deseado es poder controlar lo que me ocurre... lo que pasa "afuera" de mi y me ocurre... o lo que ME ocurre porque pasa en mí... (valiente juego de palabras)... controlar lo que me ocurre para que entonces ocurra de la mejor forma... de la forma correcta. Ahora me pregunto, ¿para qué?... la primera respuesta que me viene a la mente es que me siento responsable de que mi vida transcurra siempre "de la forma correcta"... y cuando no es así me siento culpable e incapaz de disfrutarlo.
Pero... ¿y si en verdad no puedo controlar lo que sucede afuera de mi?... ¿si ni siquiera puedo en verdad controlar lo que hago yo mismo?... existe un sinnúmero de ejemplos en los cuales es evidente que no controlo gran parte de lo que hago o siento... ni siquiera de lo que pienso. Apenas estaba leyendo algo de teoría psicoanalítica lacaniana... nos limitamos a asignar significados casi aleatorios a significantes que tienen su propia vida... casi como si nuestra consciencia fuera un extraterrestre que toma un control superficial de un cuerpo y una psique inconsciente que le son desconocidos (por cierto ese es el guión de la novela 'The Host' de Stephenie Meyer... apenas la estoy leyendo).
Se me ocurre que podría ver mi vida... lo que ocurre en ella dentro y fuera de mi mismo... como si fuera una historia, una novela, un videojuego... en la que, sólo en algunos momentos y de algunas formas, tengo la oportunidad de tomar decisiones... y disfrutarla sin necesidad de controlarla. No lo sé bien aún.... todavía no lo entiendo muy bien... solo sé que la idea de dejar de intentar controlarlo todo... controlarme... para que esté bien y siga el camino "correcto"... la idea de dejar de controlar... suena bastante tranquila, linda, agradable, disfrutable.