jueves, 15 de septiembre de 2011

Sobre la capacidad para tolerar el sufrimiento.

Un pensamiento que me ocurrió y anoto para no olvidar...
Esconder las cosas debajo de la cama te quita el acceso a ellas; entre más sean los aspectos de la realidad a los que tienes acceso, mayores tus probabilidades de obtener lo que quieras de ella. Sin embargo, nunca vas a poder controlarla ni conseguir todo lo que quieres de ella, y eso duele. Por tanto, entre más dolor seas capaz de tolerar mayores las satisfacciones que puedes obtener.
¿Qué implica tolerar el dolor y el sufrimiento?... aquí y ahora pienso que es: darse cuenta que todo dolor y sufrimiento surge del miedo a morir, a dejar de existir. Tolerarlo implica reconocer el miedo y descubrir que si se siente es porque aún no se ha muerto. Que la muerte es inevitable, pero sobre todo ¡que aún no nos ha llegado¡... hacer de la muerte y su inminencia a nuestro más poderoso aliado, tal y como lo recomendara a Castaneda el sabio Don Juan.

1 comentario:

  1. Y me gusta, y soy terriblemente feliz en mi infiero, y escribo. Vivo y escribo amenazado por esa lateralidad, por ese paralaje verdadero, por ese estar siempre un poco más a la izquierda o más al fondo del lugar donde se debería estar para que todo cuajara satisfactoriamente en un día más de vida sin conflictos. Desde muy pequeño asumí con los dientes apretados esa condición que me dividía de mis amigos y a la vez los atraía hacia el raro, el diferente, el que metía el dedo en el ventilador.

    No estaba privado de felicidad; la única condición era coincidir de a ratos (el camarada, el tío excéntrico, la vieja loca) con otro que tampoco calzara de lleno en su matrícula, y desde luego no era fácil; pero pronto descubrí los gatos, en los que podía imaginar mi propia condición, y los libros donde la encontraba de lleno. En esos años hubiera podido decirme los versos quizá apócrifos de Poe:

    From childhood’s hour I have not been
    As others were: I have not see
    As others saw: I could not bring
    My passions from a common spring-

    Pero lo que para el virginiano era un estigma (luciferino, pero por ello mismo monstruoso) que lo aislaba y condenaba,
    And all I loved, I loved alone

    no me divorció de aquellos cuyo redondo universo solo tangencialmente compartía.

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