martes, 10 de agosto de 2010

De la dificultad de ser libre

"So this is how liberty dies, to thunderous applause.."

Padme Amidala, Episodio III

Muchas de las cosas que he leído, escuchado, visto y pensado en los últimos meses me han llevado a asumir que alcanzar la felicidad, e incluso un sentido en la vida, es parte de un proceso que forma parte natural de todos nosotros. El proceso consiste en identificar que es lo que queremos, reconocer ¿de qué tenemos ganas?, diversos autores lo han dicho de formas diferentes... seguir nuestra brújula interior, escuchar a nuestro cuerpo o nuestra intuición, escuchar a nuestro corazón, seguir el 'camino con corazón', etc... Una vez que identificamos lo que queremos, pues simplemente lo buscamos; en un camino de ensayo y error hasta que finalmente lo conseguimos, disfrutamos la victoria y seguimos a lo que nuestro corazón nos dicte.
Pero me pregunto, si es tan sencillo y es un proceso para el que estamos equipados naturalmente ¿por qué es tan difícil utilizarlo?, ¿por que hay tantas ocasiones en las que no estamos seguros de que es lo que queremos o en las que parece tan difícil, o incluso imposible, conseguir algo que deseamos?. Me atrevo a dar un paso más en esta interrogante, ¿por qué a veces simplemente no le encontramos un sentido a la existencia, a la razón de estar vivos?.
Con esas preguntas, que creo es una sola, recuerdo la idea de que nosotros construimos nuestra propia realidad... decidimos, dándonos cuenta o no, con que opciones cuenta nuestro mundo y cuales son sus posibilidades o sus reglas. Ahora que lo pienso esta premisa parece complicar aún más la cuestión... si nosotros construimos nuestra realidad ¿por qué no hay en ella un deseo a cumplir o la posibilidad de cumplir los existentes?, ¿quién quiere construirse un vacío existencial?.
Ahí es donde, me parece, entra la cuestión de la libertad. Considerando cierta la premisa de que tenemos el potencial de crear nuestra realidad como nos plazca, pareciera que la única razón para construir realidades subóptimas radicara en un socavamiento de la libertad. En este momento de mi vida me parece evidente que paso a paso recibimos una gran cantidad de influencias de otras personas que, consciente o inconscientemente, procuran obligarnos a limitar lo que pensamos, deseamos o construimos en nuestro mundo.
A lo largo de mi vida he visto personas que viven en mundos donde todo es muy peligroso, plagado de riesgos; también he conocido individuos donde una gran parte de las cosas que deseamos son malvadas, pecaminosas... incluso aquellos que opinan que el ser humano es malo por naturaleza, concupiscente; conozco personas que opinan que no existen acciones buenas o malas, incluso aquellas que ven en todo lo que sucede una competencia que hay que ganar a toda costa. Me parece que es bastante evidente el hecho de que cada uno nos inventamos el mundo en que vivimos.
También he visto personas que han intentado cambiar el mundo en el que viven, idear formar nuevas de interpretar lo que les pasa... subvertir lo bueno en malo y lo malo en bueno... lo bueno/malo en divertido/aburrido o en útil/inútil. He visto personas que descubren formas totalmente diferentes de ver el mundo y vivir en él... ¡que descubren mundos nuevos!... y con gran pesar reconozco cada vez a menudo que intentar cambiar tu forma de pensar y construir tu propio mundo con frecuencia se acompaña de una reacción del statu quo... la propia persona y las que le rodean se encargan de recordar al incauto subvertivo que eso no se puede... no se debe. La sociedad, la familia, los amigos de inmediato opinan, censuran, atacan... incluso sin darse cuenta o estando seguros que lo hacen por el bienestar de la persona en cuestión. En casos extremos se responde con la cárcel o el manicomio.
Ahora me estoy dando cuenta que una de las principales razones por las que vemos el mundo como una 'realidad objetiva' incambiable y rígida, es precisamente porque cambiarla... mover el punto de vista desde el que la vemos... implica una gran fuerza de voluntad y valor... luchar contra la corriente como el salmón.
Concluyo diciendo que me parece que efectivamente ser libre, incluso en su aspecto más básico del pensar más íntimo, es complicado y raro... pero también me parece que la libertad real es probablemente el objetivo más importante a lograr... la libertad de darnos cuenta que construimos nuestro mundo, nuestra vida y que podemos desear, tener y disfrutar cada paso de ella... de la forma que más nos plazca. ¿Se puede?

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